Publicado el 04/03/2013
Una vez más la desvergüenza y la farsa de estos parásitos que no representan a nadie. No se le exigirá a este diputado responsabilidad alguna por esta inadmisible incompostura y falta de respeto por el Parlamento. Seguramente transnochó, estuvo disipado en divertimentos nocturnos y no descansó, por lo que acudió a su trabajo en el Parlamento absolutamente enajenado en los brazos de Morpheo. Nótense las ostensibles ojeras en su rostro.
Al lado del soñador aparece otra diputada, que va y viene del asiento, distraída con el aparato celular de telefonía proporcionado por el Parlamento, mascando chicle, sin atender para nada a los asuntos tratados en la sesión, que le importan un soberano pimiento, esperando a que llegue el momento de apretar el botón para marcharse y así justificar la percepción de dietas de asistencia.
La otra mona culiparlante está leyendo un interminable rollo, absurdo e inútil, también para justificar su presencia en la sesión.
Todo conforma una gran farsa, un pegote simulado, una burda comedia, en el arte de vivir del negocio de la política como algo propio de un nuevo estamento de parásitos sociales privilegiados, como en siglos atrás fueran la nobleza, las ordenes de caballería o el clero.
Al lado del soñador aparece otra diputada, que va y viene del asiento, distraída con el aparato celular de telefonía proporcionado por el Parlamento, mascando chicle, sin atender para nada a los asuntos tratados en la sesión, que le importan un soberano pimiento, esperando a que llegue el momento de apretar el botón para marcharse y así justificar la percepción de dietas de asistencia.
La otra mona culiparlante está leyendo un interminable rollo, absurdo e inútil, también para justificar su presencia en la sesión.
Todo conforma una gran farsa, un pegote simulado, una burda comedia, en el arte de vivir del negocio de la política como algo propio de un nuevo estamento de parásitos sociales privilegiados, como en siglos atrás fueran la nobleza, las ordenes de caballería o el clero.