Publicado el 02/06/2013
Ofrecemos a nuestros leales suscriptores una muestra del discurso censurado por los medios de prensa afines al régimen monárquico-católico corrupto español.
Vemos al presidente Mújica de Uruguay, en un almuerzo de gala celebrado en el cortijo de La Zarzuela, con motivo de su viaje oficial a España, a finales del mes de mayo de 2013. Sorprendiendo a la casta corrupta del régimen monárquico español presente en el almuerzo, acostumbrada a leer en estos actos discursos falsos, verborréicos y grandilocuentes, el presidente Mújica improvisa un discurso, cargado de verdades, con el que deja anonadados a los parásitos del régimen corrupto español, entre ellos algunos capitostes de la banca (como en banquero Botín) o el jefe del sindicato de empresarios, verdaderas ratas mafiosas del régimen español, que están sentadas en la misma mesa redonda del presidente Mújica.
Es muy divertido ver las caras de los franquistas del régimen español, ante las sencillas y meridianas palabras de un hombre cabal y sabio como Mújica, acompañados de los ayudantes y camareros uniformados de gala blanca, que recuerdan a los almuerzos que se ofrecían en el Pazo de Meirás por el general Franco y doña Carmen Polo. Unas caras, que reflejan alguna sonrisa burlona, como la de Pancho Villa, ministro de relaciones exteriores, o cierto desdén, como la de Drácula (presidente de las Cortes españolas) o del propio Juan Carlos, la omnubilación del Pavo de Castilla Rajoy, o de Sofía. Dejamos aparte a Felipe El Preparao, que permanece inmóvil como un busto de museo, en la mesa de detrás del presidente Mújica. Viéndole en esa opereta, como perdido, esperando a que le sirvan la sopa de mariscos, se comprende mejor que nunca su desgracia vital y la tristeza de una vida prisionera de un tinglado royal absurdo y corrupto. Es un pobre idiota feliz de ser quien le han dicho desde niño que es, él no se lo cuestiona, simplemente se deja llevar por la corriente para no naufragar.
Cuánto cierto es, como hemos descrito en este channel en otras piezas videográficas, que el atuendo de las personas dice mucho de su auténtico carácter y psicología. Al vestirnos, peinarnos o utilizar complementos de adorno, nos mostramos tal como somos, no como decimos que somos, y un buen observador, dotado de sabiduría psicológica, sabe distinguir al falso e hipócrita del noble y honesto, simplemente observando cómo lleva sus zapatos o como cuida los detalles de su atuendo. El presidente Mújica acude a la opereta sin traje, despeinado, sin discursos escritos y prefabricados por otros, y usa la palabra para expresar ideas sencillas que son verdades como catedrales. Obsérvese que no va con aditamentos falsos, no trata de presumir exhibiendo los puños con gemelos de su camisa para disimular su mezquindad (como hace Pancho Villa, detrás de él, por cierto poniendo los codos sobre la mesa, gesto de muy mala educación), sino que se muestra tal como es. Un hombre de Estado, que rara vez aparecen ante nosotros por esos mundos y vericuetos de la vida, un gran desconocido en la escena internacional que da una gran lección de humildad, autenticidad y grandeza a esa cuadrilla de ladrones y mequetrefes que tiene a su lado, esperando ansiosos a que les sirvan el asado, la tarta y los licores para llenar sus panzas.
Vemos al presidente Mújica de Uruguay, en un almuerzo de gala celebrado en el cortijo de La Zarzuela, con motivo de su viaje oficial a España, a finales del mes de mayo de 2013. Sorprendiendo a la casta corrupta del régimen monárquico español presente en el almuerzo, acostumbrada a leer en estos actos discursos falsos, verborréicos y grandilocuentes, el presidente Mújica improvisa un discurso, cargado de verdades, con el que deja anonadados a los parásitos del régimen corrupto español, entre ellos algunos capitostes de la banca (como en banquero Botín) o el jefe del sindicato de empresarios, verdaderas ratas mafiosas del régimen español, que están sentadas en la misma mesa redonda del presidente Mújica.
Es muy divertido ver las caras de los franquistas del régimen español, ante las sencillas y meridianas palabras de un hombre cabal y sabio como Mújica, acompañados de los ayudantes y camareros uniformados de gala blanca, que recuerdan a los almuerzos que se ofrecían en el Pazo de Meirás por el general Franco y doña Carmen Polo. Unas caras, que reflejan alguna sonrisa burlona, como la de Pancho Villa, ministro de relaciones exteriores, o cierto desdén, como la de Drácula (presidente de las Cortes españolas) o del propio Juan Carlos, la omnubilación del Pavo de Castilla Rajoy, o de Sofía. Dejamos aparte a Felipe El Preparao, que permanece inmóvil como un busto de museo, en la mesa de detrás del presidente Mújica. Viéndole en esa opereta, como perdido, esperando a que le sirvan la sopa de mariscos, se comprende mejor que nunca su desgracia vital y la tristeza de una vida prisionera de un tinglado royal absurdo y corrupto. Es un pobre idiota feliz de ser quien le han dicho desde niño que es, él no se lo cuestiona, simplemente se deja llevar por la corriente para no naufragar.
Cuánto cierto es, como hemos descrito en este channel en otras piezas videográficas, que el atuendo de las personas dice mucho de su auténtico carácter y psicología. Al vestirnos, peinarnos o utilizar complementos de adorno, nos mostramos tal como somos, no como decimos que somos, y un buen observador, dotado de sabiduría psicológica, sabe distinguir al falso e hipócrita del noble y honesto, simplemente observando cómo lleva sus zapatos o como cuida los detalles de su atuendo. El presidente Mújica acude a la opereta sin traje, despeinado, sin discursos escritos y prefabricados por otros, y usa la palabra para expresar ideas sencillas que son verdades como catedrales. Obsérvese que no va con aditamentos falsos, no trata de presumir exhibiendo los puños con gemelos de su camisa para disimular su mezquindad (como hace Pancho Villa, detrás de él, por cierto poniendo los codos sobre la mesa, gesto de muy mala educación), sino que se muestra tal como es. Un hombre de Estado, que rara vez aparecen ante nosotros por esos mundos y vericuetos de la vida, un gran desconocido en la escena internacional que da una gran lección de humildad, autenticidad y grandeza a esa cuadrilla de ladrones y mequetrefes que tiene a su lado, esperando ansiosos a que les sirvan el asado, la tarta y los licores para llenar sus panzas.