Publicado el 21/4/2014
A finales del pasado año, un camarero español era sacado de su casa por la policía sueca a las diez de la mañana. Los agentes entraron en su domicilio sin orden judicial y le retuvieron durante horas sin más indicios de criminalidad que su condición de español y de extranjero. No se trata de un hecho excepcional. Las fuerzas de seguridad suecas están llevando a cabo una auténtica caza al hombre (el llamado "racial profiling") con el apoyo de las instituciones de un país cuya tercera fuerza parlamentaria es un partido de inspiración nazi.