Publicado el 01/02/2014
A pesar de ser miembros de Europa desde 2007, los búlgaros y rumanos han tenido que esperar hasta este año para poder trabajar en toda la Unión Europea.
Los países más ricos, como el Reino Unido, Alemania o Austria, han mantenido hasta ahora limitaciones a los trabajadores de estas nacionalidades.
Tras siete años de restricciones, Europa abrió las puertas el 1 de enero de 2014 a los trabajadores de sus dos miembros más pobres: Rumanía y Bulgaria. Tras el primer mes de libre circulación, los pronósticos que alertaban de una invasión de estos trabajadores no se han cumplido.
De los países que levantan restricciones, Austria es el más cercano a Rumania y Bulgaria. No han recibido un gran flujo migratorio, y comparan la experiencia a la apertura de frontera con Hungría, mucho más significativa.
Los temores infundados en los países más ricos de Europa contra la inmigración de rumanos y búlgaros, son un combustible de trasfondo racista que los partidos de extrema derecha no dejan escapar de cara a las próximas elecciones europeas que se celebrarán este año.