Publicado el 29/03/2014
Observemos con todo detalle las miradas y los gestos que hacen al camarero de las Azores los dos elementos que tiene a su lado.
El protocolo o, por mejor decir en este caso, la precedencia, sitúa al ex jefe del Gobierno del Régimen monárquico corrupto español, Mr. Aznar, entre dos auténticas hienas de la casta parásita política española: Felipe González y Rodríguez Zapatero, a los que se une en el salido, el impresentable corrupto Alfonso Guerra, otro de los colaboracionistas de la farsa para la renovación del fascismo español.
De José María Aznar tenemos, desde fuera de España, un concepto bastante curioso porque es un personaje muy contradictorio y hasta cómico (una amalgama entre Cantinflas y Hitler pero vestido de torero). Agradecemos su fidelidad a la causa de Occidente, pero nunca nos gustó la ridiculez de su talante con tantos aires de grandeza y engolamiento, una mezcla entre la cerrazón del fascismo español clásico, representado en su afanoso empeño por parecerse facialmente a Hitler (aunque actualmente ha relajado mucho esta manía) y la presuntuosidad de un político de medio pelo. Nunca le hemos considerado un auténtico hombre de Estado porque jamás ha dado la talla en este aspecto. Más bien se trata del típico producto franquista, es decir, un funcionario que llega a la política para realizar un servicio funcionarial, nunca como un medio para la revolución o la ruptura de los moldes sociales.
Sin embargo, le hemos de reconocer mayor nobleza en lo personal que los otros dos majaderos que le rodean en las imágenes, dos arribistas farsantes que, aunque también han sabido entender lo importante que es defender Occidente para mantener su status político, siempre han sido un desastre para el pueblo español. Especialmente tremenda para la imagen de España en el mundo es la del Bobo Solemne, Rodríguez Zapatero, un individuo amorfo políticamente, sin el menor sentido de la prudencia, manejado por la camarilla de su mentor, el corrupto González Márquez, un mercenario de poca monta pero que nos resultó bastante útil como pieza en el montaje de la operación de renovación del fascismo español, que se iniciara durante el mandato del President Eisenhower, en la década de los años 50.
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